Duendes, monstruos, seres malignos… Según cuentan las leyendas, Cantabria ha sido a lo largo de la historia una tierra habitada por infinidad de seres mitológicos, extrañas criaturas que tienen sus antecedentes en los cultos paganos de los antiguos cántabros. El sol, la luna y la naturaleza son algunos de los elementos que inspiraron la creación de estos personajes mitológicos a los que la gente temía o adoraba.
LAS BRUJAS
Seres voladores que aparecen entre la media noche y el alba. Durante la noche recorren todos los pueblos de Cantabria sobre sus escobas y siembran el mal entre niños. Sin embargo, también curan a todo los enfermos que confíen en ellas.
Además, tienen poder sobre la climatología. Pueden hacer caer una gran tormenta y que salga el sol a continuación, justo antes de nuevas precipitaciones. Es así como tiene lugar el llamado sol de brujas.
LA ANJANA
La Anjana es, frente al desagradable Ojáncano, un ser menudo, hermoso y bondadoso.
La Anjana es una hermosa ninfa que no mide más allá de medio metro, tiene los ojos rasgados y sus pupilas son azules o negras y brillantes como luceros, su mirada es serena y amorosa. Tiene unas largas trenzas rubias y se adorna la cabeza con una corona de flores. Su piel es muy blanca.
Tiene una voz dulcísima, como de ruiseñor y una pequeñas alitas casi transparentes, que la hacen parecerse a una mariposa.
Viste una túnica blanca con pintas relucientes y un manto azul que cambia por uno negro en el invierno. Lleva una vara de mimbre verde con una estrella en la punta y una botellita con una bebida milagrosa que cura a los enfermos. Vive en grutas recónditas que son auténticos palacios con el suelo de oro y las paredes de plata. Vive cuatro siglos y puede transformarse en lo que desee y hasta hacerse invisible.
Cuando algún cántabro tiene problemas, invoca la ayuda de la Anjana, que solamente se la prestará si éste es una buena persona.
EL TRASTOLILLO
Es el más conocido de entre todos los duendes que habitan las casas de Cantabria, aunque en algunos lugares se le conoce como Trasgu.
Es un duende juguetón que constantemente está riéndose. Es pequeño y más negro que el hollín, con el pelo largo y del mismo color. Tiene carita de pícaro y unos ojillos muy verdes, colmillos retorcidos y dos incipientes cuernecitos,Viste una especie de túnica hecha de cortezas de árbol cosidas con hiedra.
Todas las cosas que suceden dentro de la casa y que son inexplicables tienen por autor al Trastolillo. Una de sus aficiones principales es la de tamizar la harina, siempre fuera del recipiente, claro. También LE GUSTA BEBER LECHE y esconder las albarcas (zuecos en Cantabria).
ENANUCOS DEL BÍGARO O BIGARISTAS
Dentro de la variada gama de seres extraordinarios que pueblan los valles y montes de Cantabria nos encontramos ahora con los "enanucos".
Los "enanucos", son parecidos a los duendes, sobre todo por su estatura, pues no pasan del tamaño de una mazorca. Contrariamente a los duendes conocen la vida familiar ya que hay "enanucas" con las que se casan, Viven muchísimos años, pero no son inmortales.
Normalmente viven bajo tierra, donde se ocupan de la elaboración de metales y de la custodia de ricos tesoros que han ido acumulando durante siglos. Muy a menudo, salen a la superficie, sobre todo los más jóvenes, para ayudar a la gente pues poseen ciertos poderes y son muy valientes.
Se esconde en toperas y se pasa las horas silbando o tocando melodías de todas clases gracias a su bígaro, una especie de concha que siempre porta y a la cual debe su nombre.
LA SIRENUCA Y FONDO MARINO
En la mitología de Cantabria la Sirenuca era una joven y bella muchacha cántabra. La leyenda dice que, desobedeciendo a su madre, solía mariscar en los acantilados más peligrosos de Castro-Urdiales, para cantar al compás de las olas del mar. La madre cansada de esta situación, preocupada por lo que a su hija le pudiera suceder, llegó a maldecirla:
Esta hermosa castreña se vio convertida en una mujer con larga y brillante cola de pez. La tradición dice que aún hoy en día la joven muchacha deja oír su canción a los navegantes perdidos entre la bruma y de esta manera les avisa que se acercan a los acantilados.
Otros personajes importantes...
El OJÁNCANO es un monstruo maligno de la mitología cántabra. Personifica el mal entre los cántabros y representa la maldad, la crueldad y la brutalidad. De carácter salvaje, fiero y vengativo, esta criatura habita en las profundas y lúgubres grutas de los parajes más recónditos de La Montaña y cuyas entradas suelen estar cerradas con maleza y grandes rocas. Los más viejos contaban que daba miedo ver al ojáncano andar por encima de la nieve en las noches claras de enero. La mitología recoge la creencia de que los desfiladeros y barrancos han sido hechos por estos míticos personajes.
En la mitología cántabra la OJÁNCANA es la mujer del ojáncano, y al igual que él, un personaje sanguinario con el mismo aspecto aterrador, pero es aún más perverso, ya que sus víctimas eran los niños que se pierden por el bosque. Posee similitudes con las lamias vascas, pero las supera en crueldad.
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